DICCIONARIO DE MITOS Y LEYENDAS

Creencias populares y santos milagrosos

 Machu Picchu

Machu Picchu, en quechua, significa "Montaña Vieja". Está a 2400 metros sobre el nivel del mar. Es una ciudadela perteneciente al período Inka Imperial. Quizá fue construida en la primera mitad del siglo XV durante el reinado de Pachacutec (noveno emperador de la dinastía Inka). Poco se sabe sobre el destino que debía cumplir. Se supone, entre otras cosas, que debió ser un templo para las Vírgenes del Sol ya que parece haber sido habitada fundamentalmente por mujeres. No se sabe cómo fue que desapareció su población. Quizá por muerte natural, quizá por migración, quizá fueron masacrados. Pero estuvo habitada hasta el comienzo del siglo XVIII. Hiram Bingham llegó hasta ella en 1911, guiado por gente del lugar que atendía algunos andenes de cultivo en sus inmediaciones.

Existen muchas versiones sobre su identidad. Su descubridor sostenía que era el lugar desde donde habían salido los hermanos Ayar (héroes fundadores del Cusco) o, en su defecto, Vilcabamba la Vieja (sede de la resistencia de Manco Capac II).

El descubridor de Macchu Picchu nació en Honolulu, el 19 de noviembre de 1875. Estudió en las Universidades de Yale y de California, obteniendo el título de Doctor en Historia en la Universidad de Harvard, alcanzando el cargo de Catedrático Principal a la edad de veintiséis años. Empezó por estudiar las campañas militares de Simón Bolívar y en razón de ello viajó por Venezuela y Colombia a lomo de mula por la selva. Estudiando la estrategia militar de Bolívar, conoció al Doctor Eliu Root (Secretario de Estado de los Estados Unidos) quien lo nombró delegado al Primer Congreso Científico Panamericano que se realizó en Santiago de Chile en 1908. Desde allí partió a explorar las rutas de los comerciantes de la Colonia entre Argentina, Chile y Perú.

Desde muy joven había estudiado sobre los Inka del Perú y había puesto especial interés en el relato sobre la ciudad perdida de Vilcapampa o Vilcabamba, última capital de los Inka. En 1911 fue hacia el valle del Urubamba con la finalidad de buscarla. Un agricultor aborigen de la región, llamado Melchor Arteaga, fue su baqueano. Treparon por el cañón del Urubamba y al mediodía del 24 de julio de 1911 la encontraron.

Bingham contrató enseguida quinientos peones para lograr hacer retroceder a la majestuosa selva que – a través de los siglos – había envuelto a las ruinas. Así fueron saliendo a luz habitaciones, caminos y andenes, cien escalinatas y tres mil escalones. En los años siguientes Bingham organizó varias expediciones bajo el auspicio de la Universidad de Yale y la National Geographic Society, realizando un valiosísimo trabajo de registro cartográfico y escribiendo un libro llamado La ciudad perdida de los Inka en que relata cómo la descubrió. La última vez que estuvo en Machu Picchu fue en 1948 cuando inauguraron la carretera que lleva su nombre. La visita actual se lleva a cabo siguiendo los sectores en que él dividió a la ciudad y son los siguientes:

Casas de los cuidadores de los andenes: es el primer grupo de construcciones que uno encuentra cuando entra a las ruinas y las cuales están restauradas con el propósito de ofrecer una idea de cómo era la arquitectura original. Esas casas servían como graneros para guardar las cosechas; desde allí sale un sendero que conduce al área agrícola.

Sector agrícola: allí la montaña está cortada por los andenes de cultivo, una suerte de escalones sostenidos por construcciones de piedra, estrechos y largos, antaño regados por el agua que bajaba de la cumbre a través de canales construidos en piedra. Los inka conocían más de doscientas clases de plantas alimenticias y medicinales: papa, maíz, quinua, oca, olluco, zapallo, yuca. Y también, gran variedad de frutas como la lucuma, pacae, tumbo, chirimoya. Para cultivar usaban el palo cavador o chakitaklla, el que consiste en un palo de madera largo con un estribo para el pie en el lado derecho inferior y que termina en un cuchillo de metal con el cual se rotura la tierra y que está en uso en todo el Perú todavía en la actualidad. Con el guano de llama y aves nutrían artificialmente la tierra.

Después de una especie de zanja que desciende desde lo alto se llega al Sector urbano. Una serie de peldaños labrados en roca viva descienden de la parte superior de Machu Picchu hacia su base. Hacia la derecha se ven los restos de canales de irrigación y unos cuantos metros hacia delante se aprecian restos de habitaciones, mientras en la montaña que la enfrenta se divisan plantaciones de té. Al pie de esta montaña está la vía férrea que lleva al Valle de la Concepción, uno de los valles más fértiles del país.

Barrio de las Fuentes: allí se encuentran dieciséis fuentes de agua que la distribuyen hacia distintos puntos del espacio urbano, a partir de un manantial que está ubicado a un kilómetro, en la parte superior de la montaña (y que ahora es desviada hacia el hotel de turismo que está junto a las ruinas). Más de tres mil escalones se distribuyen en cien escaleras, las cuales atraviesan la ciudad en todas direcciones. Las rocas fueron traídas desde las canteras cercanas. A continuación se suben unos veinte escalones hacia arriba y por la izquierda se entra a un pasadizo estrecho que conduce a la fuente principal.

La Fuente principal: es la cabeza de las otras fuentes, aquí hay hornacinas y una roca labrada en forma de altar. Junto a ella está

La Casa de los cuidadores de las Fuentes: allí, hornacinas, ventanas y puertas delimitan un bello espacio donde se puede apreciar el carácter de la arquitectura inka: diseño trapezoidal , de base amplia y cúspide angosta. Este sector está restaurado. Asimismo ilustra sobre clavas de piedra de uso desconocido (aunque Bingham suponía que allí colgaban ropas y armas).

Templo del Sol: este se encuentra subiendo nueve escalones y torciendo hacia la izquierda, tomando un corredor. La construcción posee doble jamba, de piedras ensambladas sin argamasa. En esta entrada se observan dos orificios con pequeños cilindros de granito que utilizaban para asegurar la entrada, colocando una barra de madera en sentido horizontal y otra en vertical, sujeta a una argolla de piedra que se encuentra en el dintel. Se continúa por el pequeño corredor y se llega al

Palacio de la Princesa: es una construcción de dos pisos, con dinteles de piedra que se atribuye a una princesa o a un sacerdote. En el centro del piso del mismo hay una roca que pudo haber servido para dividirlo en habitaciones (dormitorio, comedor, cocina, etc.) siguiendo la disposición actual de las viviendas populares peruanas, las cuales poseen un solo espacio donde se realizan todas las actividades cotidianas. Desde este lugar se pasa al

Templo del Sol: que es el más bello lugar dentro de Machu Picchu. Se trata de un edificio de muro circular, con una piedra central labrada que se atribuye a un altar de sacrificios. En el muro lateral hay hornacinas trapezoidales. En la dirección del norte existe una puerta con dintel, también trapezoidal y con orificios en la parte inferior. Se la llama puerta de las serpientes pero su función es desconocida. El edificio tiene la propiedad de ser anti-sísmico. Después, siguiendo por una escalinata y hacia abajo, se pasa a las habitaciones conocidas como de los cuidadores del templo del Sol. Al final de este corredor se divisa el cerro Huayna Picchu con sus andenes.

Tumba Real: en la base de la torre circular anterior se encuentra la llamada Tumba Real en forma de gran caverna en cuyo interior se encuentra una roca con dos escalones cuya función se atribuye a un altar de ofrenda a las momias que encontró la Expedición Bingham. En aquella época los muertos eran envueltos en textiles, en posición fetal, con objetos de ofrenda (generalmente escudillas, pequeñas llamas de piedra, oro o plata). Durante las fiestas religiosas estas momias eran expuestas a la vista de todos y recibían ofrendas puesto que las consideraban espíritus protectores.

Sector Real: se llega desde el lugar anterior, ascendiendo hasta llegar a una especie de recinto grande con grandes dinteles de roca en las puertas. Su uso se atribuye a los nobles. Las paredes poseen muchos nichos trapezoidales y en la parte superior de la construcción hay cilindros de granito que servían para sostener las vigas de madera que soportaban – presumiblemente – la techumbre de paja. Hiram Bingham consideró que este sector habría pertenecido a los jefes. Luego se vuelve hacia atrás para subir por una escalera que lleva al próximo sector.

Sector de las Canteras: el que se suponía era la fuente del material constructivo para la ciudad. Por debajo de él, Bingham encontró restos óseos y objetos de uso personal. Desde aquí se tiene una vista panorámica de Machu Picchu.

Barrio Sagrado: aquí se encuentran los edificios más famosos: el Templo de las Tres Ventanas y el Templo Principal. En el centro se encuentra una gran piedra a la que se considera una piedra-altar. También existe una habitación que se atribuye a residencia de un sacerdote. El Templo de las Tres Ventanas fue relacionado, por Bingham, a uno de los mitos del origen de los inka: desde el Tampu Toqo habrían salido los Hermanos Ayar, los cuatro hermanos de distinto destino que dieron nacimiento mitológico al pueblo. Ellos salieron, con sus respectivas esposas-hermanas desde las tres ventanas del Tampu, ricamente vestidos, con servicios de oro y con la misión de fundar el Cusco. Pero entre ellos surgió la envidia. El mayor, Ayar Cachi, poseía condiciones superiores a las de los demás y su honda de oro arrojaba piedras que llegaban hasta las nubes. Sus hermanos lo hicieron entrar – con engaños – en una cueva del cerro Tampu Toqo y lo encerraron tapando la entrada con rocas. Su voz, al no poder liberarse, hizo temblar los Andes. Los tres hermanos envidiosos, asustados, huyeron y llegaron a Wanakauri, cerro próximo al Cusco donde Ayar Uchu se convirtió en piedra al querer apartar una roca sagrada. Su hermano, Ayar Auca, tomó posesión del Cusco pero al sentarse sobre unas piedras quedó convertido en una de ellas. Sólo Ayar Manco pudo tomar Cusco y fundar el Tawantinsuyu. Su muro principal contiene tres ventanas trapezoidales y su factura es muy perfecta. A éste se enfrentan rocas de forma piramidal que soportaban –seguramente – el techo.

El Templo Principal está ubicado al noroeste del puente central del Barrio Sagrado. Es de planta rectangular, con tres paredes de piedra y con rocas de gran tamaño. En la parte central de su muro de fondo existe una gran piedra-altar y a su izquierda, en la cuesta de la montaña, se ven los andenes, el río Sagrado o Willkamayo, el valle de San Miguel y la vía férrea que lleva hacia el Valle de la Convención. En la montaña quedan los restos de un camino que lleva a Quillabamba, en la zona tropical y se observan las tuberías de la empresa hidroeléctrica que alimenta al Cusco. Luego, siguiendo hacia el norte, pasando por la derecha del Templo Principal, se arriba al siguiente sector.

Sector de los Ornamentos. Se encuentra detrás del Templo Principal; es una habitación con un gran bloque horizontal de granito a la manera de asiento del cual se dice que habría servido para colocar las momias en los ritos religiosos. Frente a él, al lado izquierdo de la puerta, existe un enorme bloque con treinta y dos ángulos. Luego se sale de este lugar, se pasa a una escalinata estrecha, desde donde uno se voltea hacia la izquierda y se encamina hacia un espacio donde está el "reloj solar".

Intiwatana. Es una piedra piramidal absolutamente enigmática. Bingham estimó que era un observatorio astronómico desde donde se estudiaban los movimientos del Sol y de la Luna, observando la sombra de esta especie de pilar de roca llamado saywa. La palabra Intiwatana significa "lugar donde se amarra al Sol". Desde aquí se tiene una visión panorámica de Mach Picchu. Se divisa otra cantera (en dirección al Huayna Picchu), una piedra enorme colocada sobre una plataforma (a la que se llama Roca Sagrada) y el sendero que conduce al Huayna Picchu. Hacia al sur se extienden numerosos andenes de cultivo. Al este están los llamados Barrio Común, Barrio de los Intelectuales, Barrio Industrial o Grupo de los Morteros y el Grupo de las Cárceles. Al pie se extienden la Plaza Principal, dos pequeñas plazas y, otra vez, andenes y al oeste, se encuentra el valle de San Miguel y otros andenes. Una larga escalinata lleva al próximo sector.

Plaza Principal: es un gran espacio abierto que divide a la ciudad en dos grupos bien definidos, rodeado de andenes. Desde ella y hacia arriba se ven el Templo de las Tres Ventanas y el recinto del Intiwatana. Desde esta plaza y descendiendo dos plataformas se llega a las Cárceles.

Cárceles: se encuentran al sudeste de la ciudad, donde existe una caverna en cuya parte superior se encuentran aberturas que se interpretan como lugares de tortura; allí una persona era introducida en posición tendida, apoyando la cabeza en una hornacina en cuyos laterales se ven dos agujeros que habrían servido para colocar un travesaño que le impediría al prisionero levantarla. Las manos se amarrarían dentro de dos agujeros que están en las jambas de los nichos.

El templo del cóndor: en la parte inferior de las cárceles existe una escultura que representa un cóndor con el pico y el collar de plumas que adorna al ave verdadera. Se encuentra en un pasadizo subterráneo donde se encontraron objetos de cerámica. El Kuntur era un ave sagrada, símbolo de la fuerza. El conjunto se completa con casas de dos pisos. Luego se camina hacia el este, se cruza una puerta, se voltea a la izquierda y a la derecha y, por fin, se llega a un altar ceremonial. Continuando, y en dirección al Huayna Picchu, se pasa a un corredor desde donde se ve la carretera en zigzag que une la estación de tren con el hotel de Machu Picchu. Luego regresando, se ingresa al sector industrial.

Barrio de los Morteros o Sector Industrial: es uno de los más espaciosos de la ciudad y se supone estaba dedicado a la fabricación de cerámica y de textiles. Abundan las hornacinas y los morteros. Luego se sale por la puerta que da al oeste, se da vuelta por la izquierda y se pasa al siguiente sector.

Barrio Intelectual: aquí, Bingham encontró Kipus y supuso que allí estaba la sede de los Amautas o Sabios. Aquí también existe una piedra-altar. Por encima de este sector se encuentra un gran número de habitaciones comunes, de arquitectura sencilla. Existen pasajes subterráneos, graderías, ventanas, altares, etc. Para llegar al cementerio, al suroeste, en la parte más alta de la ciudad, donde se ve una construcción techada, aislada de la que se dice fue la vivienda de los cuidadores. También, se puede ir hacia el sector del hotel, siguiendo una escalinata larga hacia la puerta de ingreso a Machu Picchu por el camino del Inka. La puerta tiene un gran dintel de una sola pieza y dos aberturas en la parte interior de las jambas, las que servían para atar la puerta. El camino del Inka – empedrado – lleva al Cementerio. En este sector está la Piedra Funeraria que posee tres escalones y un anillo en la parte superior (usada, quizá, para sujetar los cuerpos y rendirles culto antes de colocarlos en las tumbas, las que se encuentran frente a la Piedra). Alrededor se extienden andenes.

Huayna Picchu: este nombre que designa la gran montaña que está frente a Machu Picchu, al norte, significa "Montaña Joven". El ascenso es muy difícil porque se realiza a través de un sendero muy estrecho. Pero al llegar a la cumbre el espectáculo que brinda es maravilloso. Allí existen construcciones, túneles y andenes. A media cuesta está el Templo de la Luna que sigue la factura inka de rigor. Las excavaciones brindaron cerámica, armas y objetos de champi (una aleación inventada por los inka).

Cuando se visita Machu Picchu viniendo por el Camino del Inka, desde el sur, se pueden apreciar durante el trayecto varios conjuntos arqueológicos monumentales. En primer lugar Wiñay Wayna (Siempre Joven), la cual es una pequeña ciudad con andenes sobre un precipicio y grupos de casas del estilo Machu Picchu. Allí existe un muro circular parecido al del Koricancha del Cusco, adornado con siete ventanas trapezoidales. La construcción se levanta junto a una cascada que cae a un abismo de quinientos metros de profundidad. Luego se llega a Phuyopata Marka (Ciudad entre las Nubes), a dos horas del conjunto arqueológico anterior y a una altura de cuatro mil metros. Allí existen construcciones de granito blanco distribuidas en tres grupos y también poseen una construcción cilíndrica con tres ventanas trapezoidales y cuatro nichos, desde donde se ve el Huayna Picchu. También se extienden gran cantidad de andenes. A corta distancia, se encuentra el Sayac Marka que incluye un grupo de ruinas llamadas Cedrobamba y que se comunica con el anterior por medio de una gran escalinata en roca viva, con un recorrido de cinco kilómetros y miles de escalones. Fueron registradas por la Werner Green Foundation en 1940, una organización de origen sueco.

Una de las cuestiones más interesantes de las sociedades de los Andes y, especialmente, de los inkas, siempre ha sido la de su arquitectura y por diversos motivos: la dimensión de sus construcciones, el impecable ajuste de las inmensas moles de piedra unas sobre otras, la geometría de los recintos, el transporte de masas de roca a través del territorio para consumar espectaculares templos y palacios, los tipos de piedra utilizados y los tipos de aparejos (es decir, los lienzos de pared producidos por la técnica constructiva).

En primer lugar, el material lítico más empleado estuvo integrado por la siguiente lista de rocas: andesita, basalto, arenisca, caliza, cuarcita, diorita, granito y pórfidos; todos ellos, en gran medida, duros y resistentes. Amontonaban leña y paja junto a la cantera, haciendo una gran hoguera para calentar la piedra a temperaturas altas y, luego, echaban agua fría sobre ella a fin de producir fisuras para extraer bloques menores. Usaban cuñas de pedernal y martillos para partir los bloques. Otro método consistía en introducir cuñas de madera húmedas en agujeros naturales o fabricados en las rocas con el resultado de que se producieran rajaduras que permitían sacar bloques de menor tamaño. Aún en la actualidad se emplean estas técnicas de extracción. En otros casos se obtenían cantos rodados de las orillas de los ríos o en las cuestas de las montañas. Seguramente el traslado se hacía mediante la tracción a sangre humana.

Escalante Moscoso apunta la existencia de cinco variedades de aparejos: el rústico, constituido por piedras naturales sin cantear, de distintos tamaños y colocadas en orden con o sin mortero de barro; el celular o lienzo tipo "panel de abejas" de forma pentagonal o poligonal, canteando y encajando los sillares con las juntas, a veces con pulido de la parte frontal del muro; engastado o trabado construido haciendo que las piedras labradas estuvieran unidas unas a otras de tal modo que sus numerosos ángulos llegaran a coincidir y que sus caras tuvieran el aspecto de una almohadilla convexa o plana (éste tipo de terminación se puede apreciar en el pasaje Inka Roca del Cusco, en Machu Picchu y en Ollantaytambo). El aparejo ciclópeo consistió en piedras de gran tamaño (en algunos casos superiores a tres metros de alto) como las que se pueden ver en Sacsahuamán y en Machu Picchu.

 

Extracto de: Ana María Rocchietti ¨Idolatrias¨. En ¨Problemáticas del Perú Profundo¨. Ed. CIP – Equipo NAyA. Bs.As, 2003

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